Amelie Wienhöfer, a través de la música difunde un mensaje de aceptación y amor

Por Grissel Herrera

¿Quién es esa mujer que toca música clásica y tangos en la peatonal de Santiago del Estero? Eso me pregunté en varias oportunidades cuando pasaba por el centro santiagueño.

En una oportunidad la vi y me detuve, no sólo para escucharla, sino para admirarla. Su presencia y manera de tocar es distinta y cautivante. Mientras la escuchaba retrocedía a mi niñez, recordaba a mi abuela, quien me sentaba junto a ella, para escuchar esos tangos y música clásica. Quería hacerle una nota, pero en esas oportunidades era imposible porque estaba sin tiempo.

El Día del Periodista, luego de un panel, con mi amiga y colega Silvina, pasamos por la Peatonal Absalón Rojas y la encontramos.

Me acerqué y descubrí quién es a través de una nota. Se llama Amelié Wienhöfer y contó que desde hace dos meses está en la Capital santiagueña. Es compositora, cantante, pianista, escritora y tiene un monólogo que se titula “Soy como soy” basada en su  primer libro, que lo vende al mundo, al igual que sus clases de guitarra, a través de su página web http://aprenderguitarra.aulaproactiva.com/

Amelié es de Buenos Aires y desde hace 25 años recorre el mundo. Canta y actúa en peatonales y teatros. Aquí en Santiago del Estero apenas llegó, visitó el Teatro 25 de Mayo y todas las mañanas toca el piano que le pertenecía a Miguel Ángel Estrella, a quien lo recuerda como “un gran amigo”. Le pregunté porqué eligió Santiago y me dijo: “porque es una ciudad muy linda, en donde la gente es cálida y aprecia mi  música. Es culta. Tiene muy buen oído”.

Ante la consulta del porqué se fue de Argentina, anduvo por España, Londres, Colombia, entre otros, manifestó sonriente: “porque decidí quitarme la barba y dejar de ser un profesor cabrón, y comenzar a ser yo. A los 11 años supe que había venido en un cuerpo que no era el mío. Siempre fui muy femenina. Pasé por muchas situaciones, pero que ya son parte del pasado. Ahora es otra etapa la que vivo. En la época de Menem decidí irme para ser feliz”.

En estos años, Amelié siguió perfeccionándose, aprendiendo diferentes instrumentos y agregando más de 100 obras musicales a su repertorio, logrando superar obstáculos como el de no poder ser parte de conservatorios u orquestas por ser mujer trans. Su talento y pasión desdibujaron las barreras y la discriminación. Afirma que: “encontré en la música una herramienta poderosa para conectar con las personas y difundir un mensaje de amor y aceptación”.

Amelie dice que es muy respetuosa y que siempre cuenta su historia, a donde va. Y rescata que “lo bueno que tiene la música es que al ser universal, es inclusiva. Yo me sentaba en diferentes partes del mundo en las calles a tocar y la gente se paraba a escuchar, como ahora. Hay distancia,  hay respeto,  todo el mundo puede disfrutar de lo que hace el otro y eso es maravilloso”.

Es así. La música incluye, sana, salva y también une a generaciones que a través de los recuerdos, va adoptando a los y las que la interpretan. Amelié me pareció una artista maravillosa,  encantadora, talentosa, agradable y por sobre todas las cosas, con una energía tan linda que me cautivó. Desde ya espero verla en su primer gran actuación en nuestra provincia. Ella también sueña con eso. Vayan y escúchenla. Disfruten de su arte.

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