“Terco” se presenta en Termas de Río Hondo
Creada, dirigida y protagonizada por Marcelo Savignone y con música de Pedro Aznar, se presentará en Termas de Río Hondo con dos funciones el día viernes 9 de junio y sábado 10 de junio a las 22 hs. en el Centro Cultural General San Martín. Entrada Libre y Gratuita.
Terco, una nueva e impactante propuesta de teatro físico sobre clásicos de Shakespeare, este nuevo espectáculo que cuenta con talentos de diferentes géneros y vertientes teatrales; y también con una partitura original de Pedro Aznar.
El actor, director y docente Marcelo Savignone es un profundo investigador de materiales clásicos. A lo largo de su carrera ha demostrado un interés particular por varios textos de Antón Chéjov y William Shakespeare y siempre los ha trasladado al escenario aportándoles una cuota de contemporaneidad que ha provocado profundas reflexiones entre los espectadores.
Completan el elenco;
Florencia Otero, Sofía González Gil, Belén Santos, Valentín Mederos, Guido Napolitano, Milagros Coll y Priscila Lombardo.
Asistente de dirección: Damián Minervini.
Coreografía: Luciana Acuña y Marcelo Savignone.
Coordinación técnica: Enrique Bordolini.
Diseño de escenografía: Oscar Vázquez.
Realización de escenografía: Gallego Vergel
Iluminación: Esteban Ivanec
Diseño de vestuario Pía Barberis
Comentario del director: “Terco es una obra que trata sobre la perseverancia de un cuerpo por vivir y de cómo el tiempo nos limita en esa lucha. A través de la obra buscamos explorar esta noción filosófica de una manera innovadora y emotiva”
Resumen de la Obra:
En Terco se apodera de fragmentos de tres obras shakespeareanas: Rey Lear, Hamlet y La tempestad y con ellos da forma a un espectáculo extremadamente singular en el que, más allá de la forma que utiliza para encastrar momentos de cada uno de los textos, lo que sobresale continuamente es como su cuerpo y el de sus intérpretes juegan con ellos y logran dar forma a una experiencia de potente vitalidad.
El protagonista de esta historia es un hombre enfermo que se encuentra hospitalizado. El tiempo parecería resultar para él un factor determinante a la hora de definir cuestiones de su vida y recurre a la representación teatral como forma de apropiarse de algunos instantes en que los personajes que irá abordando lo ayudarán a entender el derrotero de sus vidas. Y también la suya.
Tal vez ellos resulten ejemplificadores de una manera de plantarse ante el destino, para así poder reconocerlo o fundamentalmente intentar modificarlo. Aunque también es cierto que ni el camino que transita Lear, luego de declinar al trono a favor de sus hijas o la intención de Hamlet por descubrir al verdadero asesino de su padre le provoquen tranquilidad. Más bien lo conducen a convertirse en un hombre desaforado que perderá el control de sus actos y así dejará, una y otra vez la representación, para que sean los integrantes del grupo que lo acompaña (a veces encarnan a diferentes personajes de las obras en cuestión y en otras son enfermeros) quienes intenten contener los sobresaltos a los que se enfrenta en tanto protagonista.
La calma la encontrará en una escena de La tempestad, cuando el universo de los personajes de la obra, habiendo ya pasado la convulsión general que los ha sacudido, logran reencontrarse con ellos mismos en un ambiente apacible. El personaje de Próspero parecería ser su mejor aliado en estas circunstancias.
La investigación que propone Marcelo Savignone es compleja en su entramado general (sobre todo en el camino que sigue para ensamblar las piezas de Shakespeare) pero también lo es a la ahora de conducir a sus actores por ese sendero en el que tendrán que transformarse en múltiples personajes para no solo, acompañarlo y hacerlo engrandecer como figura protagónica, sino para lograr convertirse en unos parteneres indispensables a la hora de completar la acción de la obra.
Ellos enuncian el nombre de sus personajes y el espectador, conocedor de las piezas de Shakespeare, sabe de quienes se trata pero, seguramente, muchos otros no podrán entrar en el juego que se propone porque no consiguen comprender de quienes se habla y qué rol cumplen dentro de la pieza que recrea.
La mayor singularidad de esta experiencia está en esa investigación que realiza Savignone para el conocedor de Shakespeare. Es muy intensa. Profundamente conceptual, además, desde el juego corporal que propone. En algunos momentos se leen algunas citas de Jan Kott de su libro Shakespeare nuestro contemporáneo, uno de los máximos investigadores del teatro del creador inglés, que sirven para valorizar a un personaje como Hamlet, por ejemplo.
El espectáculo es, básicamente, una excelente expresión de teatro físico. Las coreografías de Savignone junto a Luciana Acuña son, verdaderamente, magníficas. Como lo es la iluminación de Esteban Ivanec, la música de Pedro Aznar y la escenografía de Oscar Vázquez y Enrique Bordolini. Estos últimos consiguen con pocos elementos ir cercando el mundo del protagonista para tornarlo más y más complejo y asfixiante.