A 5 años de la tragedia del ARA San Juan recordamos a David Melián

David volvió de su viaje de egresados convencido de que iba a formar parte de la Armada.

Estaba por terminar el secundario en el colegio Divino Corazón de Jesús, en El Bobadal, una localidad de Santiago del Estero cercana al pueblo de San Andrés, donde había nacido y pasado toda su vida. Sus padres, que trabajaban el campo, no tenían los recursos suficientes para pagar las clases que necesitaba para entrar a la escuela de suboficiales, por lo que David se trasladó a Clodomira, donde trabajó como hachero para costear sus estudios.

Se preparó, rindió e ingresó a la Armada en el año 2007, posteriormente hizo el curso de Submarino y Buceo en Mar del Plata, donde se quedó a vivir a partir de 2013.

El mar, que había conocido hace poco, se vió convertido en su pasión.

Para 2017, Melián llevaba 10 años en la Armada y los últimos 4 había estado destinado como sonarista al submarino ARA San Juan, un buque de guerra que el 25 de octubre de ese año, a las 10 de la mañana, había zarpado desde la Base Naval Mar del Plata, hacia Ushuaia. En ese momento David tenía 31 años.

Semanas más tarde, a punto de emprender la vuelta y abordar nuevamente el submarino, David mandó un último mensaje a sus padres. En él les contaba que estaba saliendo a Mar del Plata, que allí iba a descansar unos días y luego emprendería viaje, esta vez por tierra, a su pueblo de Santiago del Estero para empezar con la casa que anhelaba construir para ellos.

El 17 de noviembre a las 5 de la mañana Nicolas Melián, su hermano, se enteraba por medio de una llamada que el buque en donde viajaba David había perdido contacto con la base naval desde el miércoles 15. Estaba desaparecido.

Un par de días después, Nicolas junto a su hermana Lourdes y su mamá, doña Francisca, viajaron a Mar del Plata con la esperanza de que el submarino llegara en cualquier momento, pero nunca llegó.

Un año y dos días después, cuando ya la esperanza se había perdido, volverían a tener noticias: se hallaron los restos de la nave, de David y de 43 tripulantes más en el Atlántico Sur, a la altura del Golfo de San Jorge y a más de 900 metros de profundidad.

Desde ese momento y hasta la actualidad se lleva a cabo un proceso judicial que sus familiares atraviesan con hidalguía. Esperan poder conocer que es lo que realmente le sucedió a la nave; mientras tanto, se habla de negligencia, impericia, desidia, posibles actos de corrupción, espionaje y de altos funcionarios involucrados.

Hoy, a 5 años del hundimiento del navío, la familia de David espera avances en la causa y pide a los argentinos que no se olviden de los 44 tripulantes a bordo.

Conmovida por la fecha Lourdes, su hermana, como quien intenta encontrar un poco consuelo en medio de un duelo infinito, recuerda:

“El sueño de él era recorrer el mundo a través del mar…parte de eso se cumplió”.

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