El derecho a la educación en pandemia no se cumple cuando no hay inclusión digital

La modalidad combinada entre presencialidad y virtualidad es una realidad que vino para quedarse en materia educativa.

El acceso a internet con una conexión estable por medio de un dispositivo adecuado, se ha vuelto un asunto de primera necesidad en materia de inclusión y cumplimiento del derecho social a la educación.

La investigadora en educación y escritora de varios libros, entre ellos “Educar en pandemia”, Mariana Maggio, aseguró que la pandemia “puso en blanco sobre negro las desigualdades persistentes, tenemos que reconocerlas y generar políticas para que se genere en los niños el derecho a la inclusión digital”.

“Esto tiene que ser para cualquier chico de cualquier nivel de enseñanza, si garantizamos ese derecho estamos garantizando su derecho a la educación”, dijo la escritora en declaraciones a radio Cooperativa.

En esta época de escuelas cerradas para evitar los contagios de coronavirus “no sólo se trata de que la escuela tenga conectividad, tenemos que garantizar la inclusión digital de los niños en sus hogares”, explicó Maggio.

Y agregó que “si en un hogar hay un solo dispositivo y tres o cuatro chicos y los datos se terminan a fin de mes, ese chico no está conectado digitalmente”.

“Por eso es necesario evaluar cuál es la disposición que cuentan las familias en relación al acceso tecnológico, y darles propuestas inclusivas para no dejar a nadie afuera, ya que cada chico no tiene el dispositivo las horas que lo necesita”, añadió.

Para Maggio, “presencialidad o virtualidad no es el fondo del problema, las posiciones binarias nunca ayudaron a sostener la continuidad pedagógica y el derecho a la educación”.

“Hoy tenemos una presencialidad acotada, con burbujas que se abren, otras se cierran y esta situación seguirá en los próximos meses. En este contexto hay que garantizar que cada día los chicos tengan una propuesta pedagógica en sus manos, que sepa que tiene un docente, un compañero a quien consultarle, más allá de que sea en un ámbito físico o en entorno virtual“, destacó la investigadora.

Indicó además que en las clases que dicta en el profesorado Nora Acosta del Barrio 31 “nos dimos cuenta de que las tecnologías tienen una fuerte presencia en los sectores vulnerables, entonces hay que construir prácticas de enseñanza que integren las diversas formas de comunicación, no es una tarea sencilla, pero la fuerza de esto es la inclusión, allí las familias hacen un click y defienden esta propuesta”.

Precisó que la inclusión de la tecnología “tiene que estar presente en el primer año y como primera materia en las carreras de formación docente, no puede darse como algo separado” y subrayó que el presupuesto en educación alcanzará “cuando cada niño tenga en su hogar y en la escuela un dispositivo tecnológico con conexión”.

“Las formas de conocimiento se construyen con las tecnologías de la información con o sin pandemia, sino tenemos en cuenta esto no estamos dando la educación que este garantizando la inclusión con las enormes oportunidades de, por ejemplo, el mundo del trabajo”, acotó.

En tanto, una encuesta de la Universidad Popular Barrios de Pie arrojó como resultado que el 80% de los estudiantes tiene poca o nula conexión a internet.

El exhaustivo relevamiento a 1000 hogares ubicados en barrios populares indagó sobre la continuidad educativa durante 2020.

Sobre el modo de contacto con la escuela el 54,2% lo hizo a través de WhatsApp, mientras que el 28,6 pudo comunicarse por video llamadas (zoom, meet, otros).

Según datos recabados por el Área de Educación Popular Somos Barrios de Pie CABA, un 8.9 % se comunicó vía redes sociales (Facebook, Instagram). Y tan solo el 8.4% pudo vincularse a través de plataformas educativas específicas (blogs, Padlet).

Respecto a la disponibilidad de dispositivos tecnológicos en los barrios populares, el 72,1% tienen entre cero y un dispositivo por grupo familiar; el 58,8% cuenta con un solo dispositivo que se comparte entre los miembros de la familia y el 13.3 no tiene ningún dispositivo.

Sólo el 25,4% cuenta con un dispositivo para realizar sus tareas escolares.

Con relación al acceso a internet, el 80% tiene poca o nula conexión: el 36,4 % se conecta sólo con datos móviles, el 28.2 se conecta con acceso fijo, pero presenta problemas de señal y el 14,6 no tiene ningún tipo de acceso.

Tan sólo el 20,9 % declara tener acceso fijo y buena calidad de señal.

En relación con el género, un dato que surge de la encuesta señala que el 60% de los estudiantes necesita ayuda para realizar sus tareas y es la madre la que aparece cumpliendo la función de acompañamiento dentro del hogar en un 52% de los casos.

Las mujeres mayoritariamente siguen sosteniendo hogares y comunidades en tiempos de crisis y pandemia: madres, hermanas, cocineras de centros comunitarios, militantes sociales y educadoras populares.

El presupuesto educativo de la Ciudad de Buenos Aires viene disminuyendo año tras año, habiendo llegado en el 2021 al piso más bajo de su historia, lo que amplifica la desigualdad existente entre las escuelas del sur y el norte de la Ciudad, es decir, entre los estudiantes que provienen de familias con mayores recursos económicos y las familias que pertenecen a sectores populares.

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