Mujeres rurales recuperan saberes ancestrales y los transforman en oportunidades para ellas y sus familias

 

En la convocatoria “Impulso a proyectos de fortalecimiento del enfoque de género y jóvenes rurales” de Fundación Argeninta se presentaron 200 propuestas a nivel país en el 2020, de las cuales fueron aprobadas 16.

Bajo la responsabilidad técnica del Ing. Agr. Javier Reinaldi, el INTA Quimilí a través de su Agencia de Extensión Rural Quimilí, acompaño en la formulación y presentación del proyecto “Manos jóvenes aprovechando frutos del monte nativo Santiagueño” que fue seleccionado junto a otros 15 proyectos de todo el país para su financiamiento.

Isolina, Lucia, Luisa, Micaela, Roxana y otras mujeres viven en los parajes El Hoyo, Tituyo, Elsita y María Angélica, en el interior inmenso del departamento Mariano Moreno. Son jóvenes y tienen en común las ganas de progresar en su lugar de origen, de generar ingresos, lo que las motivo a juntarse para buscar alternativas.
En los parajes que habitan, el monte nativo les brinda recursos, con potencial para transformación y agregado de valor sin impacto negativo en el medio ambiente. Se han propuesto recuperar saberes ancestrales sobre la utilización de frutos del monte que con el pasar del tiempo se fueron perdiendo por falta de transmisión entre generaciones.

Dueñas de un presente hermoso y desafiante, pero con ganas de un futuro mejor, motivadas por Luciana Fernández, ex maestra jardinera del paraje El Hoyo, decidieron unir esfuerzos, momentos y espacios de participación para ser parte del proyecto “Manos jóvenes aprovechando frutos del monte nativo Santiagueño”, acompañadas por INTA Quimilí.

La iniciativa tiene como objetivo el aprovechamiento de los frutos del monte nativo mediante procesamiento y elaboración de productos artesanales como alternativas para agregado de valor y comercialización. Puntualmente trabajar en la producción de harina de algarroba para panificados, arropes y otros productos que tienen una amplia demanda de consumo.

Protagonistas
Isolina Bustamante vive en el paraje El Hoyo y entre sus quehaceres diarios se encuentra el cuidado del hogar, de los niños y los animales. “La vida es muy dura aquí para las mujeres” afirma, pero se siente entusiasmada al ser parte del proyecto. “Junto a mi mamá antes hacíamos patay, arrope y harinita. Yo me ponía a su lado, pero esta vez somos varias las que nos animamos a producir. Queremos avanzar hasta dedicarnos a la venta de la harina de algarroba”, agrega con firmeza.

Lucia Serrano es de La Elsita, donde viven 11 familias. Dedica su tiempo al cuidado de su bebe y de los animales del hogar. Desde hace un tiempo inició otra faceta en su vida: moler harina de algarroba y transformarla en budines, alfajores, arrope y otras exquisiteces. “Mi abuela me contaba de las cosas ricas que hacían antes y que con el tiempo se iban perdiendo. Estar en este grupo me permitió no solo conocer las cosas que podemos fabricar con la algarroba sino también contagiar a otras. Yo quiero aprender y mi idea es poder contarles lo que aprenda para que otras también conozcan. Este proyecto nos ha permitido ver que las mujeres podemos hacer muchas cosas”.

Luisa Romero tiene 25 años y es una de las pobladoras del paraje Tituyo, donde solo hay seis familias. “A mí me distrae mucho el grupo. Antes solo era estar en la casa, lavar, planchar y cocinar. Ahora puedo salir y distraerme, charlar con las chicas y tener proyectos como por ejemplo avanzar con este trabajo que venimos haciendo con la algarroba”.

Entre ellas hay un vínculo por conocerse en distintos ámbitos de la vida cotidiana, compartiendo espacios educativos, de salud, movilidad y gestiones para el acceso al agua. También el grupo se consolida debido a la importancia de fortalecer el género en la ruralidad.

Micaela Gerez tiene 19 años. Es de El Hoyo y contó “Nuestro proyecto está muy bueno. Antes se usaban mucho los frutos naturales por eso es bueno volver a recuperar eso y darle mucho valor en este tiempo. Es bueno asociarnos, conocernos y sumar a más integrantes para agrandar el grupo y así proyectar más ventas de lo que produzcamos. Agradezco que exista este espacio para la mujer”. Lo dice convencida y orgullosa. Su intención es estudiar la carrera de ingeniería agronómica, cosa que por la pandemia no pudo lograr todavía, pero está segura que lo logrará.

La más jovencita es Roxana Torrez. Tiene 18 años y cualidades de líder. “Antes se trabajaba con mortero a mano para hacer la molienda y en plena siesta con el enorme sufrimiento que ello significaba para las mujeres. Mediante el proyecto logramos hacer una experiencia de moler la algarroba con una maquina eléctrica y ya probamos producir patay y comenzamos a vender. La idea nuestra es vender en otros lugares. Nos gustaría que se sumen más mujeres. Y transformar esto en una entrada laboral”.

El norte
“Con el proyecto nos propusimos generar ingresos para jóvenes mediante la elaboración de productos como harinas, dulces y conservas aprovechando frutos del monte nativo. Asimismo, buscamos recuperar prácticas ancestrales e incorporar buenas prácticas en el procesamiento y elaboración de productos artesanales y de esa manera mejorar las condiciones de preparación de alimentos a través de la incorporación de maquinarias simples y de cocinas ecológicas”, explicó el Ing. Reinaldi, responsable del proyecto.

Haber sido seleccionados implica obtener un financiamiento de $150.000 que serán destinados a la compra de un molino a martillos multipropósito con motor a explosión que les permitirá a las mujeres participantes realizar la molienda de la algarroba.
Cabe destacar que la propuesta se trabaja de manera articulada con la Comisión Municipal de Lilo Viejo Patay con un convenio marco constituido, con la comisión Municipal de Libertad y de manera conjunta con la Asociación de Fomento Comunal el Hoyo y la Asociación Civil Ashpa Noikashpa.

Asimismo, dentro de la organización institucional, el proyecto se enmarca en la Plataforma de Intervención Territorial Chaco Silvo Ganadero de Santiago del Estero, Centro Regional Tucumán-Santiago del Estero y en articulación con Proyecto Estructural MBGI I514 como producto de “Valor agregado provenientes de MBGI (Manejo de Bosque con Ganadería Integrada) con calidades diferenciadas incorporado y basado en la producción de Productos Forestales No Madereros y Productos Forestales Madereros”.

Se espera con una visión compartida entre participantes del grupo, técnicos y organizaciones locales que trabajan en este proyecto, que este proyecto sea motivador para jóvenes rurales de otras comunidades, impulsándolos a emprender y fortalecer las capacidades desde el trabajo grupal, fomentando el arraigo y el desarrollo local.