El amor en espera: la batalla de Silvana y Edgardo por la adopción de su hija

Escrita por Dra. Alejandra Mendoza

Silvana y Edgardo nunca imaginaron que su anhelo de ser padres se vería envuelto en una dolorosa batalla judicial. Desde mayo de 2021, abrieron las puertas de su hogar y su corazón a una niña de tan solo 17 dias de vida en situación de vulnerabilidad. Con el tiempo, ella los llamó mamá y papá, y ellos la llamaron hija. Sin embargo, tras dos años y nueve meses de compartir una vida en familia, la adopción definitiva sigue siendo una promesa lejana, mientras la incertidumbre pesa sobre sus vidas.

La abogada defensora, Dra. Alejandra Mendoza y Silvana misma,  describen el doloroso proceso que ha atravesado emocionalmente tanto la niña como los padres que la criaron. “Ellos le dieron todo el amor que una familia puede ofrecer, pero la justicia ha sido ciega ante el sufrimiento que este proceso les causaba y les sigue causando, tanto a una niña de sólo tres años que no puede expresarse y a la que nunca la dejaron expresarse, como también a la familia que la cobijó durante casi tres años, años que fueron formativos de una niña que, como ofrenda,  fue elegida por quienes debían ser responsables de ella, tales como el Registro único de Adopción y Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, como si fuera un objeto, una cosa, un regalo para ser entregado a una adulta que era totalmente extraña a sus afectos y con quien la niña se negaba a vincularse.

“Nosotros no podíamos entrar a informar la verdadera situación de nuestra hija, porque no se nos permitía presentar escritos y los que presentábamos, eran rechazados sin decretarse, por lo que debimos recurrir a un recurso excepcional para que intervenga directamente el Superior Tribunal de Justicia, que finalmente el 10 de julio del 2024, ordenó que un nuevo juez tome el proceso y nos escuche, porque eso es lo que se llama tutela judicial efectiva de la que se nos había privado, más aún porque en el medio de este proceso se encontraban perjudicados los derechos de una menor que, por su edad, no podía defenderse por sí misma.

La Juez de Familia a donde se radicó el juicio ordenó a pedido de las abogadas defensoras, un régimen de comunicación para volver a tener contacto con la niña que fue nuestra familia durante casi tres años. La abogada de la persona que actualmente retiene a nuestra niña, a la que le entregaron a nuestra niña sin piedad alguna, ha manifestado, en abierta rebeldía contra la decisión judicial, que no habría ningún tipo de contacto de la niña con nosotros y que no cumplirá la decisión judicial.

Así es que, la retienen a nuestra hija, pero no como un ser humano, sino que la retienen por la fuerza, sin posibilidad de volver a tener contacto con ninguna persona de la familia que la tuvo durante los años de su vida, obligada a convivir con una adulta que la tiene en su poder como un objeto, ordenando que la niña borre de su mente los tres años de su vida que vivió con nosotros.

La Dra. Mendoza acota que esta forma de apropiarse de la niña, implica casi un secuestro no sólo de su cuerpo sino de sus emociones, la mantienen como una cosa, sin posibilidad de expresarse, mucho menos de expresar sus sentimientos en relación a quienes la cobijaron desde que tenía 17 días hasta el 10 de febrero en que RUA, como si fuera propietaria de la niña, y sólo después de 72 horas reales de comunicación con su actual guardadora, ordenó que la niña no volvería de la vinculación y aprovechando que la tenía fuera de la esfera de custodia de nosotros, se ordenó entregarla a la adulta elegida para tomarla en preadopción.

El justificativo de esa decisión, según RUA, es que esta tercera extraña estaba inscripta en el Registro, antes que Silvana y Edgardo.

No queremos despertar suspicacias, pero es evidente el direccionamiento que tenían en relación a la niña.

El 10 de julio de 2024 el Superior Tribunal de Justicia de esta provincia a través de una valiente decisión de carácter excepcional, dispuso que nosotros teníamos derecho a incorporarnos al proceso como postulantes a adoptarla, por haberla criado desde que se entregó a la familia de acogimiento, durante la pandemia y por casi tres años, y también porque la niña se negaba a mantener vinculación con la persona elegida en ese proceso de adopción.

Hasta la fecha la guardadora no ha permitido a la niña retomar ningun tipo de contacto con Silvana, Edgardo y con ninguna otra persona del núcleo familiar que la crio..

Silvana dice: “Nuestra hija, se negaba a mantener la vinculación con la persona que actualmente la tiene. Evidentemente, ella presentía lo que se estaba tramando en su contra. Llegaba a presentar cuadros de llanto y desesperación tan severos que tuvimos que atenderla con su médica pediatra y también en el CEPS, siempre ello ocurría la venían a buscar el personal de RUA y SUBNAF, y cuando volvía de la vinculación ordenada.  La pediatra informó mediante un certificado, la real situación de la niña, y pidió al Juzgado que teniendo en cuenta esta circunstancia y la peligrosidad de continuar con el régimen ordenado, se suspendiera por un tiempo. Nada de eso se hizo, al ver el peligro de que la adulta elegida no llegara a tener lo que pretendía, (un menor de tres años y sexo femenino, condiciones que reunía nuestra hija), se prefirió sacarla por medios non sanctos aprovechando la lejanía de nosotros, en el medio del cumplimiento del régimen de vinculación, para no devolverla nunca más. No la restituyeron jamás a nuestro hogar. Nunca más la vimos, y nunca más ella nos vio.

Las autoridades aprovecharon de la inocencia y la imposibilidad de defenderse de una niña que casi llegaba a tres años y que había vivido con nosotros, que somos una familia muy unida, durante todo ese tiempo, para excluirla durante un régimen de comunicación del que nunca más volvió. Esta decisión arbitraria de la coordinadora de RUA ha destruido el alma de nuestra hija, a la que nunca más se nos permitió siquiera acercarnos, y ahora que existe una orden judicial, se niegan a cumplirla.

Nuestra hija no es una persona en ese lugar. Es un objeto, una cosa, un regalo que se le entregó a quien ahora la retiene.

Nuestra lucha continúa desde que se declaró su situación de adoptabilidad y ahora lo hacemos dentro del juicio, gracias a que el STJ tuvo la sensibilidad de la defensa de los derechos de una menor de edad, que no puede manifestarse  y que se halla indefensa y sin posibilidad de ser escuchada, lo que es más importante.

Por eso nos hemos venido preguntando, quien trata a nuestra hija de esa forma, no permitiéndole mantener sus lazos de toda la vida, es acaso apta para resguardarla como un ser humano respetado en su integridad? Creemos que no, y por eso, con esperanza, aguardamos la decisión judicial que otorgue la guarda de la niña a quienes realmente la amamos y la respetamos como un ser humano.

Tanta era su negativa que, solamente tuvo relación con ella durante 72 horas en total, contando las 18 oportunidades en que se la obligó a tener contacto con la persona elegida para ella. Las vinculaciones debían limitarse en el tiempo porque le hacían mal a la niña, y volvía con ataques de llanto y desesperación. Creo que ella se daba cuenta de lo que se quería hacer con ella, pero no podía expresarlo con palabras, y por ello su negativa era física, pateaba, gritaba, con gritos y con los pies evitaba ser introducida en el auto de la persona que ahora la tiene.  No obstante nada de esto se informaba al Juzgado. Se decía que todo era normal, y no se nos dejaba ingresar al juicio porque necesitábamos denunciar estas circunstancias, pero la juez no nos permitía defenderla. Así es que nuestra hija fue entregada a la persona que la eligió, y según la RUA se le entregó porque ella estaba inscripta antes que nosotros para ser adoptante. A nadie le importó nuestra pequeña. Y por supuesto, con la edad que ella tiene, nada podía hacer para evitar las decisiones que se tomaron. Porque ni siquiera hubo una orden judicial para entregarla. La coordinadora de RUA dispuso por sí misma que la niña no volvería con nosotros mientras se cumplía un régimen de vinculación. Mi hermana, que era la familia de acogimiento recibió un mensaje de watsap, donde se le informaba que la niña no volvería más, que era entregada, por orden de la coordinadora a la postulante a la adopción.

Con ella estuvo sólo 72 horas reales de comunicación, y con nosotros casi tres años, pero nada de eso importó ni hizo que se respetara su infancia. Se la apropiaron cuando estaba lejos de nosotros, la tomaron como una valija y se la dejaron en la casa de la postulante que actualmente la tiene, sin su ropa, sin decir adiós, ni permitirnos hacer nada al respecto. Nada podíamos hacer, se la habían llevado por unas pocas horas de visita y la retuvieron para siempre, no sabíamos siquiera a dónde la tenían.

La Dra. Mendoza acota: “Si no había orden judicial para entregarla a una tercera persona, implicaba un abuso de poder y de sus funciones por parte de quien ordenó entregarla, e implicó una retención indebida de una menor de edad que, por su corta edad, no podía expresarse ni defenderse. La juez tampoco permitía que mis representados  ingresaran al pleito, desconociéndoles la calidad de interesados en la defensa de los derechos de la niña. Por ello, debimos recurrir al Superior, y así es que se declaró la nulidad de la guarda preadoptiva que había decidido la Juez de Familia interviniente en ese momento. Desde allí hasta el día de hoy seguimos luchando judicialmente para que se ejecute la sentencia del Superior Tribunal.

La historia comenzó en plena pandemia, cuando la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SUBNAF) decidió colocar a la pequeña en un hogar de acogimiento con la hermana de Silvana. En ese momento, tanto ella como Edgardo ya estaban inscriptos en el Registro Único de Adoptantes (RUA) desde 2020.  “Es importante el contexto, siendo el año 2021 estábamos en pandemia, en esa época Silvana vivía con Angelina ya que sus maridos pertenecen a la fuerza policial y se encontraban fuera de la provincia, es por ello que la menor convivía con Silvana y Angelina, con conocimiento de SUBNAF. En esos casi tres años, la niña creó un vínculo profundo y real con Silvana y Edgardo. No era solo una cuestión legal: era una familia unida por el amor, pero, increíblemente, no se les permitió intervenir adecuadamente cuando llegó el momento crucial”.

El Superior Tribunal de Justicia, reconociendo lo inhumano de la situación, anuló la sentencia que había otorgado la guarda a otra postulante. Sin embargo, el sufrimiento de Silvana y Edgardo no ha terminado. “Hemos tenido que luchar contra el tiempo, la burocracia y, peor aún, contra la conducta de la otra postulante  que ha retrasado el cumplimiento de la sentencia mediante graves acusaciones en connivencia con RUA Y SUBNAF”, comenta la Dra. Mendoza.

Las demoras judiciales y las constantes pericias psicológicas han añadido más dolor a una situación que ya es devastadora. Mientras tanto, la pequeña se encuentra retenida por una familia que no permite ningún tipo de comunicación con Silvana y Edgardo.

Por si fuera poco, durante el proceso se descubrieron graves irregularidades. “La SUBNAF presentó información falsa sobre Angelina, la hermana de Silvana, diciendo que ya no era hogar de acogimiento cuando en la actualidad figuran como tal, porque la Juez que interviene actualmente  había ordenado que la niñita vuelva al hogar de acogida y mantenga contacto con ambos postulantes a su adopción. Este proceso está plagado de injusticias y falsedades sobre la conducta de la niña incluso desde que comenzó el proceso de vinculación, cuando no le contaban a la Juez las situaciones de grave desgarro de la niña, de su negativa a mantener contacto, y de sus de su negativa fíusica a ser desprendida de su familia.. “Esto es solo una muestra de las injusticias y mentiras que han rodeado el caso desde el principio”.

Ahora, el futuro de esta familia está en manos de la Juez de Familia de Tercera Nominación, “Pedimos que se haga justicia, no solo en términos legales, sino en términos humanos. Esta niña tiene derecho a estar con quienes han sido su familia durante tres años.

Silvana y Edgardo, con el corazón roto pero lleno de esperanza, continúan luchando cada día por recuperar a su hija, esperando que el sistema finalmente priorice el bienestar de la menor. La pequeña fue parte de su vida durante casi tres años, y para ellos, siempre lo será, esperando    que la justicia demuestre su rostro más humano, que tenga en cuenta a aquellos que por su edad, no pueden defenderse por sí mismos.

 

 

 

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